Económicas, rápidas y fáciles de hacer. Eso es lo que caracteriza y ha vuelto tan populares a las sopas y pastas instantáneas en los últimos años, sin embargo, a la par de su popularización también han crecido los mitos respecto a los daños que pueden ocasionar en la salud.

Cáncer, asma, problemas cardíacos, digestiones interminables; todos hemos escuchado algunos de ellos pero, ¿qué tan cierto es todo esto?

Pastas instantáneas y salud: ¿cuál es la realidad de su relación?

Calidad nutrimental

De acuerdo con una radiografía hecha por El Poder del Consumidor, este producto contiene calorías con una baja o nula calidad nutrimental. Algo que podría ser perjudicial pues diversos estudios han demostrado que la calidad de las calorías que consumimos tiene un impacto directo en el metabolismo de la grasa como en el metabolismo hormonal. 

Además, resalta que estas preparaciones contienen tres diferentes tipos de azúcar y siete variantes de la sal. 

Es importante destacar que, de hecho, estas sopas tienen un contenido de 1620 miligramos de sodio, una cantidad que cubre el 108% del sodio total recomendado para un niño o niña (1,500mg) y el 81% de la recomendación para un adulto (2,000mg).

Tomando en cuenta que es común que algunas personas se alimentan frecuentemente de estas sopas, es evidente que podrían desatarse problemas graves para la salud como una presión arterial elevada, que a su vez puede desencadenar accidentes cerebrovasculares y cardiacos, así como desarrollar diabetes tipo 2.

Esto, es reforzado por un estudio publicado en The Journal of Nutrition que evidenció algunos de los problemas que genera a la salud consumir sopas instantáneas, tales como: síndrome metabólico, obesidad, así como colesterol y azúcar elevados en la sangre.

Respecto a las grasas saturadas, también se descubrió que estos alimentos contienen 14.6 g por paquete, lo que equivale a casi 3 cucharadas cafeteras de grasa, cantidades que refuerzan posibilidades de un accidente cardiaco.

Mitos y verdades

Otro estudio encabezado por el Dr. Braden Kuo, director del laboratorio de motilidad gastrointestinal del Hospital General de Massachusetts en la Universidad de Harvard, descubrió resultados inquietantes después de probar la digestión de los fideos.

Haciendo uso de una pequeña cámara, estudió la descomposición de los fideos instantáneos en el estómago y descubrió lo difícil que es para el cuerpo digerirlos por causa del conservante TBHQ, que se encuentra en muchos alimentos procesados ​​prolonga la vida útil de los alimentos grasos y los hace más difíciles de digerir.

"Provoca cáncer”, es una afirmación que muchos hacen respecto a estas sopas. El causante de esto es el glutamato monosódico, un aditivo que tiene la fama de causar cáncer y asma, sin embargo, no existen pruebas contundentes de que así sea. Lo que sí se sabe es que altera la hormona leptina, la cual controla el apetito y saciedad, provocando comer más de lo necesario y la probabilidad de desencadenar en un trastorno alimenticio. 

En resumen, es necesario que los alimentos que consumamos todos los días sean ricos en nutrientes y micronutrientes, de ser posible de fuente natural, variados y de calidad; por lo que la ingesta de estas sopas no es una opción que debamos contemplar en el menú diario.