Durante un largo tiempo las grasas han sido declaradas como enemigo público de la dieta saludable. Erróneamente, se nos ha formado con la idea de que al consumirlas automáticamente estaremos destinados a una vida enfermiza o con problemas de peso.

En realidad, las grasas son un tipo de nutriente que se obtiene de la alimentación y que el cuerpo necesita para obtener energía, por lo que resulta esencial para todos ingerir ciertas grasas. Además, también son buenas para ayudar al organismo con la absorción de vitaminas A, D, E y K, llamadas también vitaminas liposolubles. Sin embargo, como cualquier otra cosa que consumamos, es importante informarnos sobre sus propiedades pues existen tanto grasas “buenas” como “malas”.

Grasas que debes evitar

De acuerdo con el portal Medline Plus, es importante mencionar que todas las grasas están compuestas de ácidos grasos saturados e insaturados. 

Comenzando con el lado B, están las grasas saturadas y trans, las cuales son malas para la salud. Es por eso que los expertos en salud han recomendado consumir menos del 6% de las calorías diarias totales de grasas saturadas y, de este porcentaje, menos del 1% de grasas trans. 

Las grasas saturadas son aquellas que se producen naturalmente en algunos productos animales, manteca de cacao, así como el aceite de palma, coco u otros aceites tropicales.

Por su parte, las grasas trans se producen cuando los aceites líquidos se convierten en grasas sólidas mediante un proceso de hidrogenación. Esto sucede en muchos  alimentos procesados por lo que puedes consultar en las etiquetas de información nutricional de los productos que compras si es que la contienen y en qué cantidades.

Una dieta alta en este tipo de grasas podría incrementar la acumulación de colesterol LDL (malo) en las arterias, aumentando la posibilidad de enfermedades y/o accidentes cardiovasculares.

Cuáles son las grasas que debes ingerir para llevar una vida saludable

Como ya lo mencionamos, las grasas son parte importante de la dieta. Escoger con mayor frecuencia grasas de origen vegetal en lugar de grasas  de origen animal, no solo podría ayudar a disminuir los riesgos de sufrir un ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y otros problemas de salud mayores; sino también a llevar una vida saludable.

Para esto, podemos servirnos de las grasas monoinsaturadas, que se encuentran en los aceites de canola, oliva y maní; así como en una variedad de aceites y mantequillas de nueces; aguacates, legumbres y semillas.

Las grasas poliinsaturadas también son una excelente opción para estos cuidados.  La puedes encontrar en los aceites de maíz, girasol y aceite de cártamo; en alimentos como la soya, legumbres, granos y nueces.

Y por último, los ácidos grasos Omega-3 son igualmente fundamentales, además de que están dotados de vitaminas, y minerales. Generalmente se encuentran en pescados y mariscos, semillas de lino, aceite de linaza y nueces.

Estos ácidos grasos esenciales llamados ácido linoleico y ácido linolénico son buenos para el desarrollo del cerebro, el control de la inflamación y la coagulación de la sangre.

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