Cáncer de mama

Alimentación a seguir antes, durante y después de un tratamiento por cáncer de mama

El cuerpo necesita de una dieta balanceada para hacer frente al tratamiento contra el cáncer
lunes, 19 de octubre de 2020 · 10:16

Este 19 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama y aunque se trata de una fecha específica, diversas instituciones dedican todo el mes a la concientización de la población en torno a la importancia de la detección temprana, a fin de mejorar el pronóstico y sobre todo a elevar la tasa de vida en quienes se enfrentan a esta enfermedad. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), este tipo de cáncer es el más frecuente en las mujeres de países desarrollados y en desarrollo, de ahí la importancia de mejorar el tiempo de su detección. 

Hay que tomar en cuenta que son varios los factores que se ven involucrados en la posibilidad de desarrollar cáncer de mama, siendo los más frecuentes los antecedentes de cáncer en la familia, el uso prolongado de los anticonceptivos orales o terapias de sustitución hormonal, así como el sobrepeso, la obesidad y la falta de actividad física. Este último punto en especial, podría ser de gran importancia, ya que una alimentación balanceada y ejercicio constante pueden reducir de forma significativa el desarrollo del cáncer de mama. 

Alimentación antes, durante y después de un tratamiento por cáncer de mama

Como bien lo mencionamos, el ejercicio, un peso lo más saludable posible y una alimentación balanceada pueden ser uno de los elementos clave para reducir la posibilidad de llegar a desarrollar cáncer de mama, sin embargo, en pacientes que ya han desarrollado la enfermedad, la alimentación juega un papel aún más importante para mejorar los procesos del tratamiento, así como en su recuperación. 

Al respecto, Montserrat Gutiérrez Mota, oncóloga médica en Grupo MOSI y Hospital San Javier, así como Paola Purizaca médico y especialista en Biomedicina Molecular, señalaron para GastroLab la importancia de la alimentación antes, durante y después de un tratamiento por cáncer de mama, de la cual se desprenden algunos de los mejores beneficios para ayudar al cuerpo a enfrentarse contra la enfermedad. 

Una vez que a una paciente es diagnosticada con cáncer de mama, la alimentación es uno de los puntos importantes dentro del tratamiento, por lo que existen nutriólogos especializados en el tema que dan asesorías de acuerdo a cada tipo de personas en particular, ya que lo que funciona con un paciente puede no funcionar con otro, así que deben ser abordados de forma muy particular de acuerdo a su tipo de tratamiento. 

 

"Lo mejor es acercarse a un nutriólogo especializado, pero de no ser posible, hay que intentar tener una alimentación lo más balanceada posible. Se puede comer de todo un poco, siempre y cuando sea de forma moderada y en porciones adecuadas", Montserrat Gutiérrez. 

 

Existen casos en los que no es posible acudir con un nutriólogo, pero el mismo médico tratante puede dar consejos muy puntuales sobre cuáles son los alimentos más recomendados, así como los alimentos que no deben ser consumidos. Por ejemplo, la toronja, las uvas y las granadas, son algunas de las frutas que no deben ser consumidas ya que incrementan los efectos tóxicos de las quimioterapias, lo que sin duda genera un riesgo en el paciente. 

También es importante escuchar al cuerpo, ya que la mayoría de los tratamientos suele ser irritantes para el sistema digestivo, y es común que no se puedan soportar alimentos muy grasosos, condimentados o procesados; el mismo cuerpo va a indicarnos qué es lo que necesita, y sobre todo se deben tomar en cuenta otros padecimientos en los pacientes como la diabetes o la hipertensión, donde se requiere de dietas aún más específicas. 

 

“La misma condición física del paciente conforme avanza el tratamiento oncológico, va a ser determinante en el consumo de los alimentos, ya que en algunas ocasiones el cuerpo no va a aceptar ciertos productos que antes solían consumirse de forma frecuente", Paola Purizaca. 

 

Una vez que la paciente logra superar la etapa del tratamiento, la alimentación sigue jugando un rol muy importante ya que es la que le va a ayudar a tener la energía suficiente para el ejercicio y la eliminación de las toxinas propias del tratamiento oncológico. Además de mantener el sistema inmunológico lo suficientemente fuerte para seguir con el mejor ritmo de vida que sea posible.