Uno de los momentos más entrañables en el Chavo del 8 es cuando Don Ramón, en su eterno intento por encontrar trabajo, se convierte en vendedor de churros. Con su característico grito de “¡Churros, churros!”, vendía afuera de la vecindad cargando una bandeja llena de estos deliciosos antojitos que de inmediato abrían el apetito del Chavo y, por supuesto, del público. Aunque era parte del humor del programa, esa escena también reflejaba una tradición muy mexicana: vender churros recién hechos, crujientes y espolvoreados con azúcar.
Los churros, de origen español pero profundamente arraigados en la cultura latinoamericana, son un antojo clásico que se disfruta a cualquier hora del día, ya sea con café, chocolate caliente o solos. No por nada en el Chavo del 8, incluso Doña Florinda y Don Ramón se asociaron para venderlos, ya que este postre es delicioso e irresistible.
Así que, si estás disfrutando la nueva serie Chespirito: Sin querer queriendo y quieres aprovechar la nostalgia para revivir momentos entrañables como todo buen fan, esta es la excusa perfecta para acompañar el maratón con un bocadillo especial e icónico de la serie recreando los famosos churros de Don Ramón y Doña Florinda con esta receta de GastroLab. ¿Quieres saber cómo se preparan los churros? Sigue leyendo.

Receta de los churros de Doña Florinda
Ingredientes:
- 1 taza de agua
- 2 cucharadas de azúcar
- 1/2 cucharadita de sal
- 2 cucharadas de mantequilla
- 1 taza de harina de trigo
- 1 huevo
- Aceite vegetal para freír
- Azúcar y canela al gusto para espolvorear
Preparación:
- En una cacerola, calienta el agua con el azúcar, la sal y la mantequilla. Cuando comience a hervir, retira del fuego e incorpora de golpe la harina. Remueve enérgicamente hasta formar una masa uniforme que se despegue de las paredes.
- Deja enfriar la masa unos minutos y añade el huevo. Mezcla bien hasta que la textura sea suave y homogénea. Coloca la masa en una manga pastelera con una boquilla estrellada.
- Calienta suficiente aceite en una olla o sartén profunda. Con cuidado, ve formando los churros directamente sobre el aceite caliente y fríelos hasta que estén dorados y crujientes. Escúrrelos en papel absorbente y, aún calientes, pásalos por una mezcla de azúcar y canela.
¡Y listo! Ya tienes tus churros como los que vendía Don Ramón, ideales para compartir en familia o recordar aquellos capítulos que marcaron generaciones