El mole es uno de esos platillos emblemáticos de la cocina mexicana que todo el mundo adora. Está lleno de historia, tradición y, por supuesto, sabor. Aunque para hacerlo desde cero se necesita un proceso largo y laborioso, el mole en polvo ofrece una alternativa práctica y deliciosa para disfrutar de este manjar en casa sin complicaciones, pero se debe de preparar de forma correcta para disfrutarlo bien.
El mole en polvo suele ser un producto conservado que conserva la esencia del mole tradicional y permite tenerlo listo en cuestión de minutos. Además, al ser más fácil de almacenar, puede durar más tiempo en buen estado a comparación del mole en pasta o en molde, que ya viene listo para usarse. Aquí te vamos a enseñar cómo tienes que prepararlo para poderle sacar el máximo provecho.
Basta con saber cómo preparar el mole en polvo correctamente para que conserve su textura, el color y el sabor intenso que caracteriza esta salsa. Una vez que lo hayas cocinado correctamente, podrás utilizarlo para cualquier platillo que desees, como carnes, arroz o unas enchiladas. Y lo mejor de todo es que este formato te permite sazonarlo a tu gusto.

Mole en polvo
- 200 gramos de mole en polvo
- 2 tazas de caldo de pollo
- 2 cucharadas de aceite
- Sal al gusto
Pasos:
- Disuelve el mole en el caldo de pollo y reserva.
- En una cazuela, coloca el aceite y lleva a fuego medio.
- Vierte la mezcla de mole disuelto sobre el aceite caliente.
- Cocina moviendo constantemente hasta que espese ligeramente.
- Sazona con sal al gusto y úsalo en tus platillos preferidos.
Toma en cuenta que deberás colocar el mole en la cazuela hasta que esté bien disuelto en el caldo de pollo, ya que si lo colocas al aceite sin antes disolverlo, es posible que el polvo termine por quemarse y adquiera un sabor amargo ligeramente desagradable. Del mismo modo, deberás disolver muy bien el polvo en el líquido antes de llevarlo a la cazuela para que todo se cocine de manera uniforme.
En cuanto al caldo, este puede ser de pollo, de gallina o cualquier otra variedad que tengas a la mano, teniendo siempre en mente que, dependiendo del líquido que utilices, vas a modificar ligeramente el sabor del mole al final. También puedes sustituir el caldo por agua y obtener una salsa más ligera. Solo procura que, sin importar el producto que utilices, siempre deberás usar caldos o agua sin sal para que tú puedas ajustar el sazón al final.