El pan molido es un elemento que siempre conviene tener en casa, ya que puede ser útil en muchas recetas. Por ejemplo, puede darle un acabado crujiente y dorado a filetes y croquetas, o incluso mejorar la textura de las albóndigas y otros guisados. Este ingrediente se puede comprar en cualquier tienda o supermercado, pero también se puede elaborar de forma casera, lo que nos permite darle un toque único a todas nuestras preparaciones. Aquí te enseñaremos a hacer tu propio pan molido.
Para esta receta, vamos a hornear el pan hasta eliminar la mayor parte de la humedad, lo que nos permitirá rallarlo y obtener la textura deseada. También es una receta perfecta para aprovechar ese pan seco que tienes en casa, siempre y cuando esté en buenas condiciones, es decir, que no haya generado moho ni tenga ningún contaminante. Es recomendable utilizar pan blanco o de sabor neutro para que así nuestro pan molido no altere nuestras preparaciones. Así que evita el pan dulce y similares.
Además, también puedes integrar otro tipo de elementos a tu pan molido y así darle un sabor único. Por ejemplo, puedes agregar especias a tu gusto o incluso incorporar frutos secos o cereales molidos para obtener texturas diferentes. Para procesar nuestro pan molido, utilizaremos un rallador de quesos, que nos dará una textura bastante gruesa y rústica. Pero si quieres un polvo más fino, puedes usar un procesador de alimentos o un molino y pulverizar tu pan en trazas finas.
