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¿Cómo se hace la salsa de chile seco? La mejor receta para prepararla

Acompaña tus mejores preparaciones con un toque de sabor picante con esta exquisita preparación
jueves, 25 de febrero de 2021 · 12:42

La salsa es una de las preparaciones que por años han dado identidad a México, ya que es casi imposible pensar en un buen platillo mexicano sin su respectiva porción de picante. Y es que en nuestro país estamos tan acostumbrados a la comida picante que cuando no tenemos una salsa al lado parece que le hace falta algo a la comida. Y es que el chile es uno de los componentes principales hasta en comidas dulces como las paletas, cocteles de fruta y hasta en el mole, por lo que su uso no es nada nuevo.

El consumo de chile en México se remonta a la época prehispánica, donde era uno de los ingredientes base de la alimentación junto al maíz y el cacao. Incluso las primeras preparaciones de atole se hacían con una mezcla de chiles, maíz y agua, pero tras la llegada de los españoles, a esta se le agregó leche y se comenzó a popularizar su versión más dulce y cremosa como ahora la conocemos.

Desde la clásica salsa verde, guacamole, salsa de chile morita, hasta la salsa de chiles secos, son muchas las variedades en las que podemos disfrutar de los mejores sabores de los chiles ya sea en su versión fresca o en secos. En este caso la salsa de chiles secos es considerada una de las más picantes y deliciosas, por lo que se puede disfrutar sola en una tortilla para apreciar mejor sus sabores.

Si quieres aprender a preparar esta delicia, a continuación te compartimos la receta clásica de la salsa de chile seco para que la hagas en casa y acompañes tus mejores preparaciones.

Salsa de chile seco

Ingredientes: 

  • 30 gramos de chile de árbol
  • 1/3 de taza de aceite vegetal
  • 2 dientes de ajo pequeños
  • Sal al gusto

Preparación: 

1.- Retira los tallos de los chiles. Si lo deseas, puedes abrir un costado de los chiles y retirar las semillas, si es que no te gustan las salsas tan picantes. Reserva. 

2.- En una sartén grande, pon a calentar el aceite a fuego medio. Fríe los chiles por un par de minutos. Recuerda que debes hacer movimientos rápidos con ayuda de una cuchara o un volteador para evitar que los chiles se vayan a quemar. Retira los chiles del aceite y deja escurrir por un par de segundos para retirar todo el aceite posible. 

TIP: Si vas a hacer el doble de la preparación de esa receta, fríe los chiles de poco en poco, así evitará que algunos se quemen o queden crudos al amontonarlos. 

3.- Coloca los chiles que acabas de freír en un papel absorbente de cocina para que comiencen a enfriarse. 

4.- Una vez que los chiles están completamente fríos, lleva a la licuadora junto con los ajos y un poco de sal al gusto. Licúa por un par de minutos hasta que los chiles se hayan deshecho por completo. Si dejaste las semillas, estas serán visibles, así que no es necesario licuar hasta intentar deshacerlas. 

5.- Vierte la preparación en un frasco con tapa y añade un chorrito del aceite que usaste para freír los chiles, solo para darle un poco de textura a la salsa y que se haga ligeramente líquida. Tapa y deja reposar durante el día, así los sabores se conservarán de mejor manera y su sabor será mejor.

TIP: Puedes guardar esta salsa por un par de semanas dentro del refrigerador y se conservará intacta.