La alcachofa es de origen árabe y suele requerir un poco de tiempo y de técnica que ser cocinadas. En primer lugar son un poco pinchudas, por lo que si te poner manos a la obra requieres de un poco de concentración. Vamos a retirarles las hojas más duras, y cuando tengamos visible el corazón de la alcachofa, que es la parte entre el tallo y la mitad de las horas, vamos a cortar dejándolo limpio. Al corazón le retiraremos los pelillos que será bastante incómodos sin los incorporamos a la elaboración.
El tallo lo pelaremos exteriormente y sólo cocinaremos como unos 10 cm del mismo contando desde el corazón. Bien ponemos una olla de agua bien caliente con un buen puñado de sal y coceremos corazones y tallos durante al menos 30 minutos. Transcurrido el tiempo pondremos las alcachofas en agua fría con hielo. Una vez frías retirar y reservar.
En un olla, pondremos 20 g de mantequilla, y 20 g de harina, sofreímos bien, mínimo 3 minutos, y ponemos las alcachofas cocidas, sofreímos unos minutos, añadimos una cucharadita de caldo en polvo vegetal o de pollo y posteriormente 1 litro de caldo vegetal bien caliente y diluimos.
Dejamos cocer unos 15 minutos, sin dejar de remover para que la fécula no se pegue en la base de la cacerola.
Probamos, y rectificamos de sal y pimienta.
Pasamos por la licuadora o túrmix y listo para consumir.
Se puede acompañar de unos tostones de pan frito en aceite de oliva, y se le puede poner un poco de hierbas provenzales, o incluso un poco de parmesano, todo depende de tus gustos. A disfrutar.