Últimamente ya no sabemos lo que nos depara el clima. Así puede llover un día, puede hacer calor al poco rato y además de desesperación por no saber qué ponernos para salir, esto modifica completamente nuestro menú, sobre todo porque nuestra comida casi siempre se rige por el clima o por nuestro estado de ánimo. Por supuesto no son los únicos factores que influyen, también está el presupuesto y el tiempo que tenemos para cocinar, porque regularmente uno anda corriendo para todas partes y no siempre tenemos oportunidad de cocinar eso que queremos.
Aunque también está el escenario en que comemos un caldito aunque haga calor y lo que modificamos entonces es el postre. Porque es más fácil preparar un postre, que todos los tiempos de comida, lo que sí es que tenemos que saber elegir, porque muchas veces no se termina en un día, sino en los siguientes y más vale que sea uno que dure y que se acople bien a cualquier menú y más porque a veces es el elegido para acompañarnos a ver algún capítulo de nuestra serie favorita.
Y sin duda alguna, el elegido para esos días cambiantes de frío y calor es definitivamente el bavarois, un postre menos popular que los pasteles, pays, panqués o helados, pero que no le pide nada a ninguno de ellos. En realidad es una especie de gelatina con mermelada de nuestra fruta favorita, que sin duda alguna tiene todo el potencial para traspasar cualquier frontera y conquistar paladares, incluso el de los más exigentes.
Del padre de la alta cocina, para el mundo
Contrario a lo que pudiera parecer, el bavarois no surgió en Francia. Es un postre originario de Suiza, que llegó a Francia gracias a un chef de Napoleón Bonaparte I. Se trataba del legendario Marie-Antoine Carème, que es cocinado padre de la alta cocina y creador de las presentaciones de las mesas de buffet. En realidad el postre ya comenzaba a ganar fama en el siglo XVIII, cuando llegó a sus manos, definitivamente cobró un nuevo significado, pues fue hasta principios del siglo XIX, cuando recibió su nombre.
El nombre del postre surgió a partir de un distinguido visitante que tuvo Napoleón I en París, se trataba del bávaro Wittelsbach, quien fue el primero en probar la preparación de gelatina con mermelada que había elaborado Carème para el banquete de recepción y quedó encantado, por lo que el chef lo bautizó como crème bavaroise. Este postre suele estar hecho con frutas de temporada y gelatina que se mezcla con cualquier mermelada de sabor.
Esencialmente se puede preparar, como ya dijimos con cualquier fruta, pero los más famosos son los de fresa, mango, frambuesa, limón y piña. Para que no te quedes con la curiosidad, sin duda hemos traído para ti la receta de este increíble postre con el sabor de nuestra fruta tropical favorita: La piña. Esperamos que te guste, porque a nosotros nos encantó, así que ¡Toma nota!
Ingredientes
- 1 lata grande piña en almíbar
- 4 huevos
- 180 gramos de azúcar
- 500 ml de leche
- 3 hojas de gelatina
- 200 gramos de nata
¿Cómo se prepara?
- Bate las yemas junto con el azúcar y leche hervida
- Ponlo al fuego para que se haga más cremoso.
- Hidrata la gelatina con un poco de jugo de piña a fuego lento por unos minutos
- Añade la gelatina a la crema poco apoco
- Corta la mitad de las rodajas de piña en trozos pequeños
- Cuando esté fría añadimos la nata con cuidado
- En un molde untar mantequilla y dejarlo en la nevera al menos 8 horas