Esa rica costumbre de llevar un buen bizcocho (cake) para hacer nuestras visitas a los seres queridos, o tenerlo preparado para dar de comer a quien nos complazca con su presencia en cualquier tarde en casa. La receta de hoy es muy sencilla y maleable, puedes añadir los complementos que más te gusten.
Este bizcocho lleva fruta escarchada o confitadas en almíbar, pero puedes personalizarlo añadiendo frutos secos como las ciruelas pasas, orejones, o dátiles, en definitiva, puedes añadir a tu gusto lo que te plazca.
Ingredientes:
- 250 g de mantequilla
- 175 g de azúcar glas
- 4 huevos enteros
- 2 claras de huevo
- 290 g de harina
- 10 g de levadura en polvo
- 150 g de fruta escarchada o confitada en almíbar cortada en dados
- 30 g de almendras fileteadas
- Unas gotas de vainilla líquida y agua de azahar
Elaboración:
Colocar en un bol la mantequilla a punto de pomada y batirla unos segundos con ayuda de una varillas y añadir el azúcar en polvo.
Añadir los huevos uno a uno y por cada dos huevos, una pizca de harina para que la masa no se nos corte.
Añadir las gotas de esencias : vainilla y azahar.
Tras mezclar todos los huevos, agregar harina con la levadura en fina lluvia y mezclar hasta que la masa quede bien homogénea.
En el último momento, añadir cuidadosamente con una espátula las claras montadas a punto de nieve bien firmes.
Enharinar ligeramente las frutas en dados y sacudir el exceso, para que no queden en el fondo y añadirlas a la masa.
Volcar la masa a dos dedos del borde, en dos moldes untados con mantequilla y enharinados ara poder desmoldarlos, fácilmente una vez sacados del horno.
Espolvorearlos con almendra fileteada y hornear a unos 160 grados durante unos 50 minutos.
A media cocción hacerles una ligera incisión en todo lo largo, para que la masa desarrolle y forme el montículo central típico de este tipo de bizcochos.
Si el pastel coge mucho color en el horno y todavía está medio hacer, taparlo con papel de aluminio. Una vez templado, espolvorearlo con azúcar en polvo y comerlo.