Postres saludables

Así puedes hacer una sabrosas y nutritivas galletas de avena con frutos secos

Los frutos secos son el ingrediente perfecto, debido a que también contienen una buena cantidad de antioxidantes
miércoles, 13 de octubre de 2021 · 16:48

Elegir qué postre vas a comer más al ratito a la hora de la merienda puede ser todo un tema. Particularmente, porque tiene que ser algo rico, pero no tan dulce, porque algunas personas estamos cuidando nuestra salud e ingesta de azúcar para llevar una rutina más saludable, que nos permita bajar de peso, porque así como ahí viene el pan de muerto, también se aproximan las vacaciones de invierno y nadie quiere lucir lonjitas.

Además ahora que el otoño está aquí con sus fríos vientos y después de tantas lluvias, nosotros por fin podemos sentirlos, es un hecho que la tarde adquiere un diferente significado, pues apetece salir a caminar y a disfrutar del día con una bebida de temporada y ¿Por qué no? también con un bocadillo que combine bien con ella. 

Una opción extraordinaria es sin duda unas deliciosas galletas, pero no cualquiera, sino unas saludables, porque repetimos: ¡Estamos cuidando la dieta! Y este vacío sólo puede ser llenado por nada más y nada menos que con la receta para hacer galletas de avena con frutos secos, una opción completamente válida para estos días. 

¿Qué beneficios tiene la avena?

La avena es uno de los cereales más completos que pueden existir para alimentarnos. De consumirla en nuestro día a día podría ayudarte a nivelar el índice de azúcar en la sangre al igual que el colesterol gracias a los betaglucanos, que forman una especie de gel, que provocan que el vaciado del estómago sea más lento y se aprovechen mejor todos los nutrientes.

Además, este cereal contiene unos antioxidantes llamados polifenoles, que avenantramidas, que son casi exclusivos de este alimento, que pueden ayudar a evitar la oxidación del colesterol, sin mencionar, que te aporta mucha energía, gracias a que contiene carbohidratos de lenta absorción, que tienden a asimilarse mejor; es probiótica y ayuda a bajar de peso. 

Por su parte, los frutos secos son el ingrediente perfecto, debido a que también contienen una buena cantidad de antioxidantes y le otorgan el toque dulce al postre, por lo que su presencia ahí es extraordinaria y deliciosa. Y si no se te han antojado todavía, tan sólo imagina comerlas junto con una taza de canela o como guarnición para tu dulce de calabaza. Nosotros aquí te dejamos la receta. 

Ingredientes

  • 185 g de Harina de trigo
  • 0.5 cucharadita de levadura química
  • 0.5 cucharadita de Sal
  • 226 g de Mantequilla sin sal ligeramente fría
  • 300 g de Azúcar blanco
  • 100 g de Azúcar moreno
  • 2 ud de Huevos
  • 2 cucharadita de Extracto de vainilla
  • 270 g de Copos de avena
  • 2 cucharadita de Canela molida
  • 1 taza de Nueces enteras
  • 150 g de Frutos rojos deshidratados

¿Cómo se prepara?

  1. Precalienta el horno a 170 ºC. Prepara dos bandejas de horno cubiertas de papel vegetal.
  2. En un tazón mezcla la harina con la levadura química y la sal, con una cuchara de madera, y removemos.
  3. Pon la mantequilla y el azúcar en un bowl y bate con la batidora a velocidad media unos 3-4 minutos, hasta formar una crema aireada de color amarillo claro.
  4. Añade los huevos, uno a uno, asegurándote de que se incorporan bien. Añade vainilla y bates a velocidad medio-alta unos 3-4 minutos.
  5. Incorpora los ingredientes secos previamente mezclados y bate, de nuevo, a velocidad medio-baja hasta que se mezclen.
  6. Añade la avena, la canela, las nueces y los frutos deshidratados y bate lentamente hasta que se distribuyan por toda la mesa.
  7. Envuelve en papel transparente y mete en el congelador unos 20 minutos.
  8. Transcurrido este tiempo, saca la masa y haz bolitas. Colócalas en las bandejas de horno, con una separación de unos 5 cm entre ellas, y no las aplanas en ningún momento.
  9. Hornea  15 minutos hasta que los bordes estén dorados y el centro algo más pálido.
  10. Al sacarlas, déjalas enfriar unos 10 minutos en la propia bandeja y, después, las transferimos a una rejilla. 
  11. ¡Provecho!