Los chongos zamoranos son un postre tradicional de la cocina michoacana que ha logrado deleitar a más de uno, pues su sabor dulce y suave es perfecto para disfrutar a cualquier hora del día. Su nombre proviene del náhuatl tzontli, que significa "cabello", el cual hace referencia a los trozos de la leche cuajada que toman una forma retorcida como moños o nudos, muy similares a los que se hacen las mujeres con cabello largo.
Si bien se trata de un postre nacido en la época virreinal de Zamora de Hidalgo, Michoacán, hay quienes aseguran que esta receta nació de forma accidental en la época de la colonia. Esta última historia señala que había una gran cantidad de producción de lechera la cual era necesario cuajarla para que se conservara mejor y después con ella preparar quesos. Aunque como todo platillo, los chongos zamoranos están rodeados de historias y leyendas sobre su creación, pero lo que no nos queda duda es que son deliciosos.
Por ello, en GastroLab nos dimos a la tarea de traer para ti la mejor receta de chongos zamoranos para que los prepares y disfrutes desde la comodidad de tu hogar.
Chongos zamoranos
Ingredientes:
3 tazas de azúcar o 2 conos de piloncillo
Jugo de 2 limones
2 rajas de canela
5 clavos de olor
2 litros de leche entera
Preparación:
Toma una taza de leche y ponla a calentar a fuego medio, sin dejar que ésta llegue al hervor. Retira del fuego y agrega el jugo de los dos limones. Reserva. En este paso, hay quienes prefieren usar una pastilla de cuajo en lugar del limón, la cual se consigue en farmacias o tiendas de comida especializadas.
En una olla grande, coloca el resto de la leche junto con el azúcar o el piloncillo y los clavos de olor. Deja cocinar a fuego medio y con ayuda de una cuchara disuelve el azúcar hasta que no queden rastros del mismo. Deja calentar sin llegar al hervor. Vierte la taza de leche con el limón que previamente preparamos y baja la cocción a fuego bajo. Deja cocinar por unos 45 minutos o hasta que comiencen a formarse trozos de grumos amarillentos. Retira del fuego y deja enfriar a temperatura ambiente.
Sirve en copas con un poco del jugo de la preparación y si lo prefieres puedes añadir un poco de leche condensada para acompañar.