Lleva la repostería francesa a casa con la receta sencilla de crème brûlée

De textura suave como una natilla combinada con un bizcocho muy esponjoso y con una superficie sólida de caramelo quemado, acompañado de unos trozos de fresa o fruta fresca, esa es la combinación perfecta del crème brûlée, uno de los postres más populares y representativos de la repostería francesa. Contrario a lo que se podría creer, este es uno de los postres más sencillos que puedes hacer en casa, ya que solo necesitas 4 ingredientes para elaborarlo y comenzar a disfrutar de su exquisito sabor. 

Su origen, como el de muchas otras preparaciones, no es tan claro ya que existen diversas versiones sobre su primera elaboración. Uno de los relatos señala que este postre es una versión francesa de la receta Cataluña de crema catalana, también conocida como crema quemada, que en francés significa crème brûlée, incluso se dice que se trata de una receta inglesa que se popularizó en Francia, de ahí que en la mayor parte en donde se cocina sea llamada con el nombre francés. 

Se dice que fue en el siglo XVII cuando François Massialot, un cocinero francés logró hacer una recopilación de recetas de diversas regiones entre las que se encontraba la preparación de crème brûlée. Un día el pequeño duque Felipe de Orleans se quejó con François Massialot, al decirle que su natilla se le enfriaba, pero el chef solucionó el problema al colocar una plancha muy caliente sobre la capa de azúcar de la crema, por lo que esta se caramelizó dejando la crema intacta. Los contrastes de calor y frío le encantaron tanto al duque que comenzó a popularizar la receta entre la corte. 

Ahora que ya conoces un poco más sobre la historia y el origen de este popular postre y quieres hacerlo en casa para compartir con tu familia o amigos, aquí te dejamos la receta del crème brûlée para que la prepares en casa y te luzcas como todo un experto en la repostería.

Crème brûlée 

Ingredientes: 

8 yemas de huevo

1/2 taza de azúcar

2 ½ cucharadas de esencia de vainilla 

1 taza de crema para batir

1 lata de leche evaporada

Preparación: 

En una olla pon a calentar a fuego medio la leche evaporada junto con la crema para batir y ½ cucharada de esencia de vainilla. Remueve de forma constante para evitar que se pegue y hasta que logre llegar al hervor. 

Mientras tanto, en un tazón vierte las yemas del huevo y bate junto con el azúcar, así como la esencia de vainilla restante. Bate hasta que todos los ingredientes se hayan incorporado de manera uniforme y el resultado sea ligeramente claro. Vierte un chorrito de leche caliente y mezcla con movimientos envolventes. 

Coloca esta última mezcla en la olla con la leche y sigue la cocción durante unos 5 minutos más, y al igual que en la primera ocasión, mueve de forma regular para evitar que la mezcla se pegue. Una vez pasado el tiempo, retira la preparación del fuego y reserva. 

En recipientes individuales de cerámica, vierte poco a poco la preparación que hiciste previamente hasta llegar a ¾ partes del molde. Mientras tanto, comienza a calentar el horno a 180ºC. 

Coloca en una bandeja los recipientes de cerámica y coloca agua en la base de la charola hasta lograr que cubra la mitad de los moldes. Lleva con cuidado la bandeja al horno y deja cocinar durante una hora. Retira del horno y deja enfriar a temperatura ambiente. 

Para el caramelo, la forma tradicional de hacerlo es colocar directamente un poco de azúcar en la superficie de cada postre y quemar la misma con ayuda de un soplete de cocina, pero si no cuentas con uno no hay problema. Vierte la taza de azúcar en un sartén y deja cocinar a fuego medio hasta que se funda formando un caramelo líquido, después vierte un poco en cada uno de los moldes y deja enfriar para que endurezca. 

Mete los postres al refrigerador por al menos 2 horas y sirve, si lo deseas puedes adornar con unas fresas en rodajas o con moras azules. Disfruta.