San Pascual Bailón

Lo que debes saber de San Pascual Bailón, el santo patrono de los cocineros

Cada 17 de mayo, en muchas cocinas tradicionales de España y México, se honra a un santo que, según la cultura popular, puede marcar la diferencia entre una comida fallida y un platillo perfecto

Lo que debes saber de San Pascual Bailón, el santo patrono de los cocineros
San Pascual Foto: Especial

Conocido oficialmente como patrono de la Eucaristía, su conexión con la cocina no nace de la institución, sino del pueblo. Y como toda tradición viva, se sostiene en la experiencia compartida: refranes, oraciones espontáneas y estampas que retratan al santo de formas diversas.

Santo del trabajo cotidiano

San Pascual nació en 1540 en Torrehermosa, un pequeño pueblo de Aragón. Creció como pastor, lejos de los libros, pero cerca de la tierra y el trabajo manual. Ingresó joven a la orden franciscana, donde vivió como fraile humilde. Nunca fue cocinero, pero sí parte de ese engranaje invisible que sostiene la vida diaria en los conventos.

Ese vínculo con el trabajo discreto, callado y útil lo conecta con la cocina: un espacio donde se trabaja sin protagonismo, pero donde todo puede cambiar con un pequeño error o acierto. Su vida estuvo marcada por una devoción intensa al Santísimo Sacramento, tanto, que la Iglesia lo canonizó por esa entrega. Pero el pueblo le dio otro título: santo de la sazón y del fuego bien encendido.

El apodo de “Bailón” no viene de su apellido, sino de su costumbre —según las crónicas— de bailar de alegría ante el Santísimo Sacramento. Esa imagen, tan corporal y alegre, ha calado en la cultura visual: hay quienes lo representan sonriente, en movimiento, incluso con delantal o cucharón.

Entre cazuelas

En muchas cocinas rurales aún se conserva la costumbre de colocar una imagen de San Pascual junto al fogón. A veces es una estampa pegada con cinta o un pequeño altar improvisado entre botellas y tarros. La idea es simple: pedir ayuda cuando la comida peligra.

No faltan quienes le hablan en voz baja cuando la receta se complica, “¡San Pascual, que no se corte esta mayonesa!”, “Haz que me salga bien el arroz”, “Dale sabor a este guiso”.

Este tipo de frases muestran el valor simbólico del santo: no como figura distante, sino como compañero de cocina, como esa ayuda silenciosa que está cuando más se necesita.

Tradición, intuición y cocina

Se cuenta que, si la comida sale mal, es porque se olvidó pedir su intervención. Algunos le encienden una veladora. Otros simplemente le dedican un pensamiento mientras pican cebolla o remueven la olla. En cualquier caso, la fe en San Pascual no depende de normas litúrgicas, sino de una relación directa, práctica, cotidiana.

En algunos lugares, durante su festividad, se preparan comidas comunitarias en su honor, no con menús lujosos, sino con lo que hay: comida hecha con cuidado, con manos múltiples y con la intención de compartir más que de impresionar. En el fondo, esa es la cocina donde San Pascual parece moverse mejor: en la que la técnica importa, pero la intención importa más.

Temas