A los 9 años Natalia Cruz se convirtió en la campeona más joven del continente en ganar el concurso de cocina MasterChef México. Ante un jurado conformado por expertos, y frente a tres contrincantes mayores que ella, Naty presentó un menú que dejó entrever su afición por los mariscos y una personalidad que brilló detrás de las pantallas.
Ceviche, “salmón feliz” y pera al vino tinto, fueron los platos que eligió para salir triunfadora en 2022 y recordar a los espectadores que cualquiera puede cocinar. Y es que, aunque su historia en la cocina comenzó a los cinco años, esta actividad sólo era un complemento que la acompañó durante su niñez, como parte de sus tareas cotidianas.
En casa desmenuzaba el pollo, ayudaba a limpiar los chícharos y aplanaba la masa para hacer tortillas: siempre atenta y espectadora de lo que sucedía alrededor de la cocina.
“Una imagen que tengo muy clara es la de Naty picando cebolla. La gente decía: ‘es una niña que pica cebolla como taquero’, y es que yo nunca la había visto rebanar así”, cuenta su mamá, María Fernanda Huerta, quien la acompañó durante los meses que duró certamen.
Despierta su curiosidad
Su primer acercamiento con este oficio fue a los cinco años, edad en la que se integró por su propia voluntad al taller de cocina que ofrecía el jardín de niños. A esa edad ya cocinaba salsas, postres y “sopecitos”.
Cuando tenía nueve salió la convocatoria en televisión: ¿Eres niño y te gusta cocinar? Inscríbete al concurso MasterChef México.
“Le insistí a mis papás que me grabaran para mi casting. Cociné unas pechuguitas empanizadas con frijolitos y una salsa. Hice el video y nos tardamos muchísimo; repetía las palabras, me trababa al hablar, hasta que salió. Al poco tiempo le llamaron a mi mamá para decirle que estaba dentro de los seleccionados”, recuerda Naty.
El proceso continuó con videollamadas con el jurado y un reto en el que Naty debía prepara alimentos, al mismo tiempo que contaba su historia. Ella, acostumbrada a grabarse en casa, logró dominar el reto y convertirse en una de las 20 concursantes a disputar el trofeo.
“Sentí muchísima emoción, alegría y tenía ganas de llorar. Mi familia también estaba muy feliz. Tenía poquitos nervios porque no sabía qué iba a pasar, pero yo iba positiva y dije ‘lo voy a lograr, le tengo que echar ganas’, y con la mentalidad de que me iba a divertir también”, cuenta Naty, en entrevista con Gastrolab.
¿Recuerdas un plato en particular?
“En el día de las madres, cocinamos unas enchiladas verdes, en memoria de mi tío que falleció. Fue un episodio del que me acuerdo mucho por el significado que tiene ese plato para mí. También me acuerdo del salmón feliz que cociné en la final porque me quedó muy bueno”.
La seguridad, su característica
Este concurso marcó la vida de Naty y de su familia. A tres años del concurso, sus papás y su hermanito Miguel, continúan apoyándola a perseguir sus sueños.
Actualmente, Naty tiene 13 años y es embajadora de una marca de crema batida, con la que colabora compartiendo recetas en sus redes sociales. El año pasado entró a primero de secundaria y continúa disfrutando de pasatiempos como la pintura, la costura y crear figuras con Legos, lo que la hace replantearse el estudiar arquitectura o continuar en el mundo de la gastronomía.
En sus días libres, organiza juegos con su hermano Miguel y sus primos, y disfruta de salir el fin de semana con sus papás a comer cualquiera de sus tres platos favoritos: mariscos, sushi y pollo
con mole.
“Naty es una niña muy centrada, cariñosa y decidida. Nunca le tiene miedo a nada y admiro mucho su valentía. Yo, en ocasiones, soy todo lo contrario, veo las consecuencias, o percibo algunas cosas con temor, pero siempre aprendo de Naty y su forma de ver el lado positivo de las cosas”, comparte su mamá.