Ramadán

¿Qué se come antes y después del ayuno en Ramadán? Aquí te decimos

El Ramadán es un periodo sagrado del Islam, que se caracteriza por ser un tiempo de ayuno y oración. Te contamos lo que se come en esta celebración religiosa.

¿Qué se come antes y después del ayuno en Ramadán? Aquí te decimos

El Ramadán es el noveno mes del calendario lunar islámico, considerado sagrado por más de un millón 900 mil musulmanes alrededor del mundo. Este año 2025, se celebra desde el primero hasta el 30 de marzo, aunque las fechas exactas dependen de la observación de la luna. Durante este mes, se conmemora la revelación inicial del Corán al profeta Mahoma, evento fundamental en la tradición islámica, conocido como Laylat al-Qadr o “la Noche del Poder”.

Durante estos días, los musulmanes practican el ayuno desde el amanecer hasta el atardecer, absteniéndose no solo de alimentos y bebidas, sino también de tabaco y otras actividades cotidianas. El ayuno tiene un significado espiritual profundo: es un acto de autodisciplina, solidaridad, purificación del cuerpo y reflexión espiritual.

Indonesia, Pakistán, India, Bangladesh, Nigeria, Egipto, Irán y Turquía son algunos de los países con más población musulmana. Dentro del Islam existen diferentes ramas, destacando principalmente los suníes y chiíes, así como otras sectas minoritarias. Aunque cada grupo posee sus propias particularidades culturales, todos observan el ayuno del Ramadán con devoción similar.

En México, aunque la comunidad musulmana es relativamente pequeña, con cerca de siete mil 500 personas, muestra un crecimiento constante en ciudades como Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Puebla y Tijuana. La gastronomía se convierte en un eje clave que une espiritualidad, tradición familiar y convivencia comunitaria.

Durante el Ramadán destacan dos momentos gastronómicos importantes: el Suhoor, comida previa al amanecer, y el Iftar, la comida nocturna que rompe el ayuno diario. Ambas comidas fusionan recetas islámicas con ingredientes locales, creando platillos únicos que reflejan una interesante mezcla de culturas.

En el Suhoor prevalecen alimentos ricos en fibra y proteína, tales como huevos revueltos, yogur, frutas frescas como plátanos, mango o papaya, cereales integrales o avena, tortillas mexicanas y aguacate, aportando nutrientes esenciales para resistir la jornada.

El Iftar, en cambio, es una celebración festiva. Comienza tradicionalmente comiendo dátiles por recomendación del profeta Mahoma, debido a sus propiedades nutricionales y energéticas. Luego, la mesa se llena de platos sustanciosos que incluyen fusiones gastronómicas árabe-mexicanas, con sabores que resultan familiares para ambos paladares.

Uno de los platillos más populares son los tacos de kebab, que combinan la técnica árabe del shawarma (carne marinada con especias como comino, pimienta negra y cilantro) con las tradicionales tortillas mexicanas, salsa de yogur especiada con chile serrano, cilantro y limón, dando un toque mexicano inconfundible.

Otro ejemplo es el famoso kibi (kibbeh), tradicional del Medio Oriente, especialmente adaptado en Yucatán. Este platillo combina carne molida con trigo bulgur y especias como canela, clavo y pimienta, servido con salsa de habanero o ensalada fresca típica mexicana, creando un interesante intercambio cultural.

El arroz biryani, tradicionalmente del sur de Asia, también se fusiona en México. Este plato mezcla arroz aromático con carnes marinadas en especias como cúrcuma, cardamomo, comino, azafrán y un toque de chile mexicano que potencia su sabor. Esta adaptación resalta la esencia del mestizaje gastronómico.

Las sopas tienen un rol clave durante el Ramadán. Un ejemplo es la harira, tradicional sopa marroquí elaborada con tomate, lentejas, garbanzos, cilantro y carne, que en algunos hogares musulmanes mexicanos adquiere notas locales añadiendo chiles secos o frescos como el guajillo o chipotle, dando una nueva dimensión al plato original.

Los postres no pueden faltar. El baklava, dulce emblemático preparado con capas de masa filo rellena con nueces o pistaches, bañado en miel o jarabe aromatizado con agua de rosas, se adapta a México utilizando mieles locales como la de maguey o frutos secos autóctonos como nueces pecanas. También están los qatayef, empanadas rellenas de queso o frutos secos, bañadas en almíbar con toques de canela mexicana.

En cuanto a bebidas, junto al tradicional té de menta árabe, es frecuente el consumo de jugos refrescantes de frutas mexicanas como tamarindo, jamaica o guanábana, ideales para hidratarse tras el ayuno.

A través de estos platillos, especias locales mexicanas como chile guajillo, chile habanero, serrano, cilantro fresco, aguacate, canela mexicana, miel de agave y frutos locales enriquecen profundamente esta tradición culinaria islámica. Esta fusión no solo enriquece el patrimonio gastronómico de México, sino que también promueve la comprensión cultural y el respeto mutuo entre diferentes comunidades.