Carnavales

Esto se come en los carnavales alrededor del mundo

Desde dulces refinados hasta platillos contundentes, la comida es el complemento perfecto a los festejos previos a Semana Santa

Esto se come en los carnavales alrededor del mundo

Estallido de colores, música, alegría y sabores, son la definición de las fiestas más esperadas del año: los carnavales. Previas a la Semana Santa, cada país celebra con su propia tradición gastronómica, incorporando ingredientes y recetas que evocan su identidad cultural. Fiesta de raíces paganas y orígenes cristianos, los Carnavales, con la expansión del cristianismo, se adaptaron para convertirse en un período de indulgencia antes de la Cuaresma, en la que se practicaba el ayuno y la abstinencia. 

Veracruz, México

El carnaval surgió en 1866 con los sabores del golfo: tamales, empanadas de camarón o jaiba, y chile relleno, que a diferencia del poblano, se prepara con chile güero y se rellena de jaiba o camarón, bañado en salsa de jitomate.

Montevideo, Uruguay

El carnaval más largo del mundo. En esta época, el asado uruguayo se convierte en el rey de las reuniones con cortes de carne a la parrilla. Destacan las empanadas de carne, un bocado práctico para quienes disfrutan del carnaval en las calles.

Venecia, Italia

Sus máscaras y bailes de época, tienen un protagonista: las frittelle, unos buñuelos esponjosos, rellenos de crema o pasas y espolvoreados con azúcar glas. Junto a ellas, los galani, una especie de hojuelas crujientes fritas.

Río de Janeiro, Brasil

El carnaval más famoso brilla con la feijoada, un guiso de frijoles negros con carne de cerdo y embutidos, para las largas jornadas de baile. Acompañada de arroz, naranjas y farofa (harina de yuca tostada), es una explosión de sabor.

Cádiz y Tenerife, España

Los carnavales se celebran con una explosión de humor, sátira y cocina. En Cádiz, son típicas las lonjas de cerdo fritas y crujientes. En Tenerife, la tortilla carnavalera, una versión más abundante de la tradicional tortilla de papas.

Oruro, Bolivia

En esta fusión de religión y folclore, la gastronomía refleja su riqueza cultural. El lechón al horno, acompañado de papas y mote de maíz, es el plato por excelencia. Para los golosos, los buñuelos con miel son una opción perfecta.