En la mesa de este 2025, la temporada más misteriosa del año se llena de contrastes y la gastronomía celebra su propia noche de brujas.
Nuevos sabores
Durante años, el otoño se resumía en el mismo sabor: calabaza especiada. Hoy, los cocineros apuestan por sabores más atrevidos: la mezcla entre lo dulce y lo picante, conocida como sweet-spicy o swicy.
En México, donde el picante es parte del ADN culinario, esta tendencia encuentra un terreno fértil: caramelos de tamarindo con chile y azúcar morena, bombones de chocolate con chipotle, o incluso, bebidas calientes con un toque de chile guajillo y miel.

El resultado es una experiencia sensorial que despierta la curiosidad del gusto.
Viaje sensorial
En esta temporada, muchos restaurantes y bares están creando atmósferas que apelan a lo mágico y lo misterioso: luces bajas, aromas de incienso y humo de romero.
Algunos chefs diseñan platos que cuentan historias: un risotto de calabaza con chips de cáscara —como símbolo de aprovechamiento total—, una sopa que cambia de color al servirla o un coctel que libera vapor frío como si saliera de un caldero. El comensal ya no sólo come: participa en una pequeña ceremonia.
En las coctelerías más creativas, los tragos se preparan como pociones: infusiones florales con destilados, jarabes de Jamaica con chile pasilla o espuma de lavanda que tiñe la bebida al mezclarse, son propuestas que convierten lo spooky en experiencias sofisticadas.
Texturas con trama
Las nuevas creaciones de temporada combinan texturas inesperadas: galletas que esconden rellenos líquidos o bombones que crujen y liberan un toque de chile.
Esa combinación de lo crujiente, lo suave y lo picante convierte al platillo en una microexperiencia casi cinematográfica.
Halloween consciente
A pesar de lo teatral, esta tendencia también tiene un lado responsable. Muchos cocineros reutilizan ingredientes de temporada —por ejemplo, las cáscaras y semillas de calabaza se transforman en snacks o crocantes—, reducen el azúcar y apuestan por productos locales.
En esta versión más sostenible, el desperdicio se convierte en creatividad y el sabor en historia.
