Alimentación consciente
Nuevo año, nuevos hábitos: descubre en qué cosiste el Mindful Eating
El año nuevo llegó con hábitos renovados. La alimentación consciente o Mindful Eating invita a prestar atención a las señales de nuestro cuerpoVivimos en un mundo marcado por las prisas, las distracciones, donde comer se ha convertido en algo mecánico, donde apenas le dedicamos tiempo a disfrutar de los sabores, de las texturas, y los aromas de lo que comemos. Y es precisamente aquí, donde entra en juego el Mindful Eating, una práctica que nos invita a transformar nuestra relación con la comida.
El Mindul Eating, o alimentación consciente, es una herramienta basada en el mindfulness, esa práctica que nos anima a estar plenamente presentes en cada momento. Lejos de ser una dieta o un conjunto de reglas estrictas, es una forma de prestar atención a cómo y por qué comemos.
Sus raíces pueden encontrarse en el budismo zen, pero no es una práctica religiosa, sino una invitación a ralentizar el ritmo (a frenar un poco), dejar de comer de manera automática y redescubrir la experiencia de alimentarnos, sin juicios ni estrés.
Reconecta con el presente
¿Cuántas veces comes mientras miras el celular o resuelves tareas pendientes? Esta herramienta te invita a apagar esas distracciones, observar el plato frente a nosotros, apreciar sus colores, aromas y sabores. Este simple acto de atención plena puede devolverte al “aquí y ahora” regalándonos momentos de calma en un día agitado.
Aprendiendo a escuchar tu cuerpo
¿Cuántas veces hemos comido sin tener hambre o ignorando la sensación de saciedad? El Mindful Eating anima a escuchar las señales de nuestro cuerpo. Aprender a identificar cuándo tenemos abre, cuándo estamos satisfechos o qué alimentes realmente nos nutren, y esto, puede ayudar a tomar decisiones más saludables y evitar excesos.
Reduce tu estrés, acaba con la ansiedad
Comer despacio y con conciencia, no solo mejora nuestra digestión, sino que calma nuestra mente. Este enfoque pausado reduce el estrés asociado con las prisas y nos permite disfrutar de la comida sin culpa, especialmente en momento de celebración o indulgencias.
Fomentar la gratitud
El Mindful Eating, también nos conecta con el origen de los alimentos y el esfuerzo que hay detrás de ellos. Reflexionar sobre cómo llegaron esos alimentos a nuestra mesa fomenta una sensación de gratitud que nos ayuda a valorar más lo que comemos.
No se trata de que comas menos o de seguir reglas estrictas, sino de comer mejor. Al practicar el Mindful Eating no sólo redescubrirás el placer de la comida, sino que aprenderás a vivir con más calma y consciencia, algo que puede transformar tu vida, más allá de la mesa.
Vivimos de lleno las fiestas decembrinas: compras, prisas, estrés, pero sobre todo inundados de buenos deseos, y muchas veces con la sensación de que nunca llegamos, que nos quedamos cortos, insatisfechos a veces tenemos la mente en el pasado o en futuro pero poco centrada en el presente.
Una pequeña historia para situarnos
Era Nochebuena. La casa de Lucía vibraba con ruido, risas y el inconfundible aroma de una cena recién preparada. Sin embargo, mientras todos parecían disfrutar del momento, Lucía se sentía completamente agotada. Había pasado el día entero inmersa en la frenética rutina previa a la Navidad: comprando regalos, cocinando, limpiando y asegurándose de que todo estuviera perfecto. Ahora, sentada frente a la mesa llena de manjares, apenas tenía ganas de comer.
Fue entonces cuando su abuela, con la serenidad que la caracterizaba, se acercó y le pidió que se sentara con ella junto al árbol de Navidad. Lucía, aunque con reticencia, obedeció.
La calma en medio del caos
—Abuela… no entiendo cómo puedes estar tan tranquila cuando todavía hay tantas cosas por hacer —dijo Lucía, dejando escapar un suspiro.
Su abuela sonrió con ternura y, sin responder de inmediato, tomó una galleta de jengibre que había preparado esa misma mañana con los primos de Lucía.
—Mira esta galleta —dijo la abuela mientras la sostenía con cuidado—. Cada decoración fue puesta con esmero. Ahora huélela. ¿Notas la canela y el jengibre?
Intrigada, Lucía obedeció.
—Sí, huele delicioso.
—Ahora prueba un pedacito, pero hazlo despacio. Siente cómo se deshace en tu boca, cómo el sabor cambia.
Lucía mordió la galleta con calma y, por primera vez en todo el día, experimentó una sensación de paz.
—Abuela, nunca había disfrutado tanto una galleta —admitió con una sonrisa.
La abuela acarició la mano de su nieta.
—En eso debería consistir la Navidad. No en regalos caros ni mesas llenas de comida, sino en estar presentes, saborear los momentos y agradecer lo que tenemos.
Un cambio de perspectiva
Esa noche, Lucía miró la mesa desde una nueva perspectiva. En lugar de preocuparse porque todo fuera perfecto, decidió permitirse disfrutar cada bocado y cada conversación. Se dio cuenta de que la verdadera magia de la Navidad no estaba en las cosas materiales, sino en los pequeños instantes de conexión y gratitud.
Se trata de un cuento, una historia en la que la mayoría podríamos vernos reflejados, pero sobre todo, se trata de una invitación a reflexionar, sobre cómo el Mindful Eating (algo que quizás te siga sonando a chino) y la atención plena puede ayudarnos.