El henequén, conocido como el “oro verde” de Yucatán, es una planta que durante siglos impulsó la economía de esta región. Desde mediados del siglo XIX, su cultivo se concentró principalmente en el norte de la península, convirtiéndose en el motor de desarrollo para comunidades enteras. En sus días de gloria, el henequén era apreciado por su fibra, que se utilizaba en la elaboración de sogas, textiles y otros productos. Aunque esta industria decayó con la llegada de los materiales sintéticos, hoy el henequén vive una nueva etapa de protagonismo, no en la industria textil, sino en el mundo de los destilados.
Fue el químico francés Charles Lassus quien, a principios del siglo XX, vio el potencial del henequén más allá de su uso textil. Con el objetivo de diversificar los productos derivados de esta planta, inició la extracción, fermentación y destilación de un licor a partir de ella. Aunque su proyecto fue innovador, la producción cesó a mediados del siglo XX.
El panorama cambió en 2003, cuando empresarios de Yucatán y Jalisco, en colaboración con el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), decidieron revivir la idea del destilado de henequén. Bajo la dirección del doctor Francisco Alfonso Larqué Saavedra, el proyecto tomó forma y dio origen a un producto único: el destilado de henequén conocido como Sisal.
El Sisal se elabora a partir de las piñas del henequén, que tradicionalmente se desechaban al finalizar el ciclo de vida de la planta. Este nuevo enfoque ha generado un valor agregado para los agricultores, quienes ahora pueden obtener ingresos adicionales al vender las piñas.
El proceso comienza con la recolección de las piñas, que luego se someten a una cuidadosa fermentación para extraer sus azúcares naturales. Posteriormente, el producto pasa por un proceso de destilación que da lugar a un licor con una graduación alcohólica de entre 35 y 40 ºC. Este destilado se comercializa en tres modalidades: blanco, reposado y añejo, cada una con características y matices únicos.
El destilado de henequén, también conocido como Sisal, destaca por su suavidad y un sabor que refleja la esencia de Yucatán. Aunque pertenece a la misma familia de los agaves que se utilizan para producir tequila y mezcal, el henequén tiene cualidades distintivas que lo diferencian de sus "primos".
De acuerdo con Mario Sánchez, químico industrial que colaboró con el CICY en el desarrollo del producto, el Sisal no solo es un homenaje al legado del henequén, sino también una alternativa sostenible y rentable.
“Esta planta le dio prosperidad a Yucatán en el pasado y ahora vuelve a ser relevante, pero de una forma diferente. Con el destilado de henequén, los agricultores pueden aprovechar completamente la planta, incluso al final de su ciclo de vida”, afirmó.
A pesar de su calidad y originalidad, el destilado de henequén enfrenta grandes desafíos. La competencia con otras bebidas como el tequila y el mezcal es intensa, y la falta de publicidad limita su penetración en el mercado. Sin embargo, la aceptación es positiva entre quienes lo prueban, y poco a poco va ganando terreno.
Otro reto importante es la reducción del cultivo de henequén. Esta planta requiere de mano de obra intensiva, lo que ha llevado a que muchos agricultores abandonen su siembra. Sin embargo, iniciativas como la producción de destilados podrían revitalizar su cultivo al ofrecer una nueva fuente de ingresos para los campesinos.
El destilado de henequén tiene un futuro prometedor. Diversas empresas, como Kuuch Destilados han mostrado interés en desarrollarlo, y hay proyectos en marcha para expandir su producción. Además, el Gobierno de Yucatán podría desempeñar un papel clave al incentivar el cultivo de henequén y apoyar a los productores.
Por otro lado, la creciente demanda de productos auténticos y sostenibles en el mercado global podría beneficiar al Sisal. Al tratarse de un destilado único, con raíces profundamente ligadas a la cultura yucateca, tiene el potencial de convertirse en un producto icónico de la región.
El henequén, que alguna vez representó el auge económico de Yucatán, está encontrando una nueva vida a través del destilado de Sisal. Este licor no solo celebra el pasado de la región, sino que también abre la puerta a nuevas oportunidades para los agricultores y emprendedores locales.
-Con información de Efraín Castro