El Seollal o el Año Nuevo Lunar, no es sólo el inicio de un calendario renovado en Corea; es un momento de conexión, memoria y gratitud. Este encuentro, que en 2025 se celebra del 28 al 30 de enero, representa uno de los eventos más importantes del país, donde las familias se reúnen para honrar el pasado y recibir los mejores deseos para el futuro.
La gastronomía toma un papel trascendente en este ritual que también incluye actividades como jugar y el sebae, donde los niños y estudiantes se inclinan ante sus mayores y reciben dinero como obsequio.
Aunque Minae Seo, chef del restaurante Kasina Café, tiene más de once años en México, sus raíces coreanas la conectan con estas celebraciones que, a distancia, continúa llevando a cabo con su familia, quienes se unen en torno a la mesa para augurar un
porvenir próspero.
“Aunque la comida que se prepara cambia de acuerdo con la región de Corea, hay platos que no pueden faltar. La sopa hecha de pastel de arroz (tteokguk) se consume durante todo el año, pero este día tiene un papel fundamental: se dice que el caldo blanco purifica el alma, y la masa de arroz que lo acompaña, simula distintas monedas para atraer la buena fortuna”, cuenta Minae, en entrevista con Gastrolab.
Y es que, esta sopa reconfortante, elaborada con carne de res, huevo y pasta de arroz blanco, simula las monedas que se utilizaban en la antigua Corea, también conocidas como yeopjeon.
Su consumo también se asocia con la buena suerte y la longevidad: tradicionalmente para los coreanos comer tteokguk en el Año Nuevo Lunar, te hace envejecer
un año.
La carne de res también cobra un papel fundamental en esta fecha. De acuerdo con Minae, esta proteína era asociada con el lujo y las celebraciones, debido a sus altos precios. Por lo tanto, las familias del país asiático sólo los consumían en ocasiones especiales, como cumpleaños, el Día de Acción de Gracias de Corea (Chuseok) y, por supuesto, el Año Nuevo Lunar.
Otro plato representativo es el Jeon, una preparación de mariscos y verduras de temporada, rebozadas con harina y huevo batido, que luego se fríen en aceite.
Estas preparaciones se ofrecen a los comensales con Banchan, un conjunto de platos con pequeñas cantidades de comida que incluyen opciones como el kimchi, carne, verduras al vapor, encurtidos, tofu, pescados o mariscos.
Los adultos acompañan el banquete una bebida tradicional llamada Makgeolli, elaborada con arroz hervido y trigo, fermentados, con un contenido alcohólico de seis a siete grados.
Bistró de cocina coreana
Minae encontró en la comida una de sus pasiones gracias a su madre quien se despertaba a cocinar con ingredientes frescos, provenientes de la granja de su abuelo, quien tenía un huerto y un plantío
de arroz.
A pesar de esta inherente influencia culinaria, la gastronomía no fue la primera decisión en la vida de Minae, quien viajó de Corea a California a estudiar una carrera de Arte, profesión que tiempo después aplicó en su propuesta gastronómica.
Kasina –palabra cuyo significado es niñita– Café abrió hace un año y medio para ofrecer a sus comensales una propuesta de cocina coreana que mantiene especial atención en los detalles.
El lugar, encabezado por la chef y su madre, ofrece un menú clásico al estilo de un bistró, con platos como el Korean Fried Chicken, un pollo frito coreano bañado en salsa agridulce, con pickles de nabo coreano y el Bibimbap, un arroz con vegetales y carne, sazonado con aceite de ajonjolí y salsa de pimiento picante; esta elaboración le recuerda a su infancia, cuando comerlo era un lujo en casa.
Los postres son uno de los ejes del menú, ante la pasión de Minae por la repostería. Entre sus favoritos, cuenta Minae, están el cheesecake, el helado de ajonjolí y el pastel de mango.
En Kasina Café la chef Minae logra entrelazar dos culturas que, con paralelismos innegables en el ámbito gastronómico, enriquecen la escena restaurantera de la CDMX, con sabores picantes y especiados.