Opinión

Nube viajera: Chapeaux

¿Qué significa ser Academy Chair de The World´s 50 Best Restaurants? La academia en cuestión la formamos colegas de todos los rincones del mundo a los que nos gusta comer, beber y saberlo hacer
viernes, 6 de septiembre de 2024 · 04:33

Siempre me he sentido orgullosa de haber transmitido correctamente la información clave a mi descendencia -toda de sexo femenino- para entender el valor de una relación parental con trayectoria y éxito en el ámbito laboral. La importancia del trabajo pues, del jale, de aprender, de soñar, y, claro de facturar. Sin embargo ha sido motivo de bromas y conversaciones en la mesa cuando a mis hijas les preguntan ¿qué hace tu mamá? Má es que no es fácil. 

Sus respuestas son varias, es abogada, la más fácil, es crítica de cocina, más sexy, o es empresaria dedicada a la producción y venta de vino, que no es tan fácil de entender -ah, como La Europea les han dicho, ¿vive en el Valle de Guadalupe?-. Cuando la cosa se pone poética responden solamente que me dedico a la gastronomía y dependiendo el público a su promoción, y bueno,  cuando es muy, muy inquisidora la audiencia responden: mi mamá es Academy Chair de The World´s 50 Best Restaurants. Tipo Ratatouille ¿ubicas?

Y efectivamente hago muchas cosas y todo lo anterior y algunas de ellas cuesta trabajo entenderlas. Me detengo hoy en la última. ¿Qué significa ser Academy Chair de The World´s 50 Best Restaurants? La academia en cuestión la formamos colegas de todos los rincones del mundo a los que nos gusta comer, beber y saberlo hacer. Cada uno de nosotros reunimos en cascada a más grupos de expertos en el tema para que emitan votos respecto de los que consideran son los mejores restaurantes del mundo. ¿Lo hago bien?, sí, ¿le gusta a todos mi trabajo y sus resultados?, no. Lo que muestra esta famosa lista de amor y odio, de escenas, de arraques, de lágrimas, de orgullo, de equipo y de felicidad, es una buena pintadita de lo que está pasando en la escena culinaria en todo el mundo. Es una labor titánica, un esfuerzo descomunal que, además, no es remunerado, es un puesto honorario. Demos crédito. 

Admiro a mis colegas unos periodistas, otros sibaritas, otros entusiastas, pero todos con energía positiva para impulsar nuestros países y regiones. Admiro a mis colegas por dedicar horas de trabajo y un cansancio ancestral por tanta viajadera a una labor que es completamente pasional, que se lleva en la sangre, que se alimenta con el espíritu de promoción de país, convencidos de que la gastronomía suma y de que el poder suave cambia territorios, y quizá, ayuda a mejorar el mundo. Admiro a mis colegas porque hemos creado piel gruesa, porque pocos saben a lo que realmente nos dedicamos, porque hacen las cosas bien y de buenas. Merecen todo el reconocimiento, somos los que estamos detrás de bambalinas pero hacemos malabares para que la función tenga lugar, ya los Óscares, son lo de menos. 

Y vuelvo al comienzo de este texto. Si alguien vuelve a preguntarles a mis hijas ¿a qué se dedica tu madre?, ya saben que pueden sumar a las opciones múltiples una más, trabaja en lo que a ella más le gusta, y apasionada como es, no todo lo que hace es remunerado pero no le importa, porque ella se nutre también del amor a su país y de lo mucho que ayudamos todos en contar las mejores historias de él. Admiro a mis colegas, merecen todo el reconocimiento y aplauso, chapeaux.