Gastronomía
Cocina con raíces: Conoce a esta importante cocinera que preserva las técnicas ancestrales
Cristina Martínez Cruz es una cocinera tradicional que no solo nutre el cuerpo, sino que transmite la cultura indígenaOrgullosa de su herencia náhuatl, Cristina Martínez Cruz ha dedicado su vida a preservar las técnicas ancestrales de recolección de hongos y preparación de platillos de herencia familiar, transmitiendo su conocimiento a las futuras generaciones. A través de su cocina, que incluye especialidades como el encacahuateado y el pipián, Cristina no sólo alimenta a su comunidad, sino que también celebra y preserva la rica cultura gastronómica de su región.
Cristina, nacida bajo el cielo de abril de 1970, es una mujer que lleva la esencia de su tierra en el alma. Orgullosa de su herencia indígena, ha heredado no solo el idioma de sus ancestros, sino su respeto profundo por la naturaleza y la sabiduría para dialogar con ella. Desde niña, fue introducida al arte de la recolección de hongos por sus padres y abuelos, una práctica que trasciende la mera alimentación para convertirse en una comunión con el entorno.
Su cocina es un espejo de este entorno biodiverso, donde ingredientes como la yema, la oreja de judío, y los moloches se transforman bajo su tutela en platillos que cuentan historias, que hablan de lluvias, de sol, y de viento. Los hongos, en su variedad, son los héroes silenciosos de su gastronomía, desde los primeros robales hasta el esquivo hongo de hielo, cada uno seleccionado con el conocimiento que le fue legado.
Pero Cristina no se contenta con ser una cocinera; es una educadora y una guardiana de la cultura. A través de su trabajo como nanacatera, se esfuerza por transmitir este legado a las nuevas generaciones, asegurándose de que el vínculo sagrado con la tierra y sus frutos perdure. En sus manos, el acto de cocinar se convierte en una forma de sanación, una práctica arraigada en la creencia ancestral de que el bosque no solo alimenta el cuerpo, sino el espíritu.
Entre sus especialidades destaca el encacahuateadoy el pipián, un platillo que lleva consigo la esencia de su abuela y que ha deleitado paladares más allá de su comunidad. Cristina no solo ofrece comida, ofrece una experiencia, un viaje a través de los sabores, las texturas y los aromas que definen su tierra.
En el Tianguis de Acaxochitlán, donde el grupo de nanacateras se reúne, Cristina y sus compañeras se convierten en embajadoras de su cultura, llevando los frutos de su recolección y su cocina a un público más amplio. Son mujeres de bosque, mujeres de milpa, que en cada temporada ofrecen no solo hongos, sino manzanas, duraznos y una variedad de productos que son testimonio de la riqueza de su tierra.
Indígena:
Cristina se enorgullece de su herencia náhuatl y su conexión con la naturaleza.
Recolección de Hongos:
Desde niña, aprendió el arte de recolectar hongos comestibles en el bosque.
Conocimiento ancestral:
La cocina de Cristina se basa en el saber, transmitido por sus abuelos, combinando tradición y sabor.
Educadora Cultural:
Se dedica a enseñar a los jóvenes sobre la recolección y cocina tradicional, asegurando la continuidad de su rica cultura.
Nanacateras:
Forma parte de un grupo de mujeres dedicadas a la recolección y venta de hongos, promoviendo la cultura y economía local.