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La cocina mexicana, un legado con reconocimiento mundial
El 16 de noviembre de 2010, la gastronomía mexicana fue nombrada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, acontecimiento que celebramos gustososLa gastronomía mexicana corre el riesgo de ser tratada como “una mercancía más”, así lo denunciaba la maestra Cristina Barros Valero, allá por 2018 para este diario.
Esta entrevista sigue vigente, porque seguimos enfrentando los mismos desafíos ante un contexto global, donde nuestra cocina a veces es reinterpretada de forma muy alejada a su propia esencia.
“Cuando Yuri Iturriaga hizo el planteamiento de presentar un expediente ante la Unesco para lograr ingresar en la lista, la visión que se tenía era muy distinta. A mí en lo personal me pidieron hacer parte del expediente y, en la sección de los riesgos hablaba de las agresiones a los pueblos originarios, la destrucción de la naturaleza del país, y la apertura de puertas a los transgénicos, los cuales hay que atender abordando soluciones”, decía entonces, Cristina Barros.
El expediente que logró que la cocina tradicional mexicana fuera declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco fue presentado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en colaboración con otras instituciones y expertos en gastronomía y cultura nacional, especialmente a través del Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana, entidad clave en la recopilación y presentación de documentos que destacaron el valor histórico y cultural de la cocina tradicional mexicana, particularmente el sistema alimentario maíz, chile y frijol.
Este logro fue muy importante para Michoacán y su cocina, que fue el ejemplo para ilustrar el vínculo entre gastronomía e identidad cultural comunitaria.
Guardianas del Sabor
Detrás de este logro, estaban las manos de las cocineras tradicionales, quienes han preservado técnicas, sabores y conocimientos transmitidos por generaciones.
Ellas han mantenido vivos métodos y rituales culinarios que se remontan a la época prehispánica y en cada plato que preparan, se plasman sus saberes ancestrales. En cada tortilla, mole o guiso que sale de sus fogones defienden una forma de preparación auténtica. Esta conexión con el pasado las convierte en guardianas de los sabores y de la historia de México.
Las cocineras tradicionales mantienen una relación íntima con los ingredientes autóctonos de sus regiones que refleja un profundo respeto por la biodiversidad y por los ciclos de la naturaleza que enriquecen el campo mexicano.
Su rol es vital en la cohesión social de sus comunidades, especialmente en celebraciones y rituales. Sus platillos llenan la mesa y fortalecen los lazos entre las familias y sus tradiciones, haciendo del alimento un símbolo de identidad que une a las personas y las conecta con sus raíces.