Gastronomía
Brindis de altura: La historia del primer intento para conquistar el monte Everest
A casi un siglo prevalece el misterio sobre el primer intento de coronar el monte Everest, aunque sabemos cómo iban a celebrarloSardinas fritas, galletas, té y chocolate caliente prepararon los compañeros de George Mallory y Andrew Irvine la mañana del 6 de junio de 1924, a siete mil metros de altura, un desayuno apenas probado por la pareja de montañistas ingleses antes de iniciar el último tramo del ascenso que los convertiría en los primeros hombres en alcanzar la cima del Everest.
Hacia la una de la tarde, las nubes se abrieron para permitir observar dos diminutas figuras avanzar en dirección al punto más alto del planeta; lo hacían con lentitud, por lo escarpado del terreno y el peso de los rudimentarios tanques de oxígeno a sus espaldas, cargados con reticencia al considerar su empleo “poco deportivo”.
Luego, las nubes volvieron a cerrarse y nunca más fueron vistos con vida.
Pasarían 75 años para encontrar el momificado cuerpo de Mallory en las congeladas laderas de la montaña, con la tibia y fémur izquierdo rotas por la brutal caída, mientras su cráneo mostraba una fractura mortal. Todavía conservaba jirones de su camisa de franela y ropa interior de lana con que soportó ventiscas de 30 grados bajo cero, así como las botas con suelas de cuero claveteadas con tachuelas que calzaba.
No se encontró entre sus pertenencias la cámara fotográfica que pudo registrar su llegada a la cumbre, y que los técnicos de Kodak aseguraban que las bajas temperaturas permitirían revelar las fotos tomadas, por lo que a la fecha se desconoce si alcanzó con su todavía desaparecido compañero la cima del Everest, tres décadas antes que Edmund Hillary y el sherpa nepalí Tenzing Norway.
La expedición de búsqueda realizada a finales del anterior milenio cargó con siete toneladas de alimentos y equipo. Parte de los suministros se adquirieron en Katmandú, incluido corsani, a quien un cocinero nativo le enseñaría a uno de los montañistas la preparación de aquella pasta incendiaria al paladar, con chiles, ajo y sal triturados entre dos piedras: “Echábamos el corsani sobre patatas hervidas y podía sentir a los microbios saltar para salir corriendo de mi nariz y garganta”.
Otros 300 kilos de provisiones transportaron desde Estados Unidos, incluidas tortillas de maíz y paquetes adquiridos en los almacenes de excedentes militares, listos para hervir y comer. “No tenía nada que ver con la lista de compra de la expedición de 1924 que, entre otras cosas, especificaba la adquisición de 60 latas de codornices en foie gras y cuatro cajas de champaña de la cosecha Montebello de 1915”.
Champaña para un brindis nunca realizado en el Everest.
Curiosidades
“Porque está ahí”, fue la lacónica respuesta de Mallory al cuestionamiento sobre sus motivaciones para subir al Everest.
Ricardo Torres Nava fue el primer montañista mexicano en coronar la cumbre más alta del planeta, en 1989; diez años después, Elsa Ávila sería la primera mexicana en igualar la hazaña.
El yak es el principal animal doméstico de la región del Himalaya, del que sus habitantes consumen su carne y leche, con la que también elaboran queso y mantequilla.
Larry A. Johnson, Eric R. Simonson y Jochen Hemmleb, encabezaron la búsqueda de los montañistas desaparecidos, la cual relatan en Los fantasmas del Everest.
En La cumbre de los dioses (Le sommet des Diux, Patrick Imbert, 2021), película de animación francesa, se alude a la cámara fotográfica llevada por Mallory para registrar la llegada a la cumbre de la pareja de malogrados montañistas.
POR ARTURO REYES
@BitacoradeMelindres