La comida y sus sinsabores

¿Por qué la comida me sabe mal o a nada después del COVID-19?

Perder el sentido del gusto y del olfato son síntomas delatores del COVID-19, un virus que fue capaz de paralizar a la humanidad, sin embargo, sus secuelas apenas comienzan a dimensionarse...
viernes, 12 de marzo de 2021 · 02:30

Todo lo que comemos cuenta una historia. El primer hervor evoca recuerdos, un bocado revive memorias; los olores y sabores nos unen y conectan profundamente, sin ellos, uno de los placeres más grandes del ser humano, comer, pierde completamente su sentido. 

La Navidad de 2020 para Fernanda Osorio fue el inicio de una historia de terror. De nada le valió ser deportista, joven emprendedora de 27 años y cuidar a detalle su alimentación, el virus no respeta, e igual que millones, enfermó de COVID-19. 

"Perdí el olfato y el gusto repentinamente. A la semana tuve una ligera mejoría, el agua de limón me sabía ácida, sin sabor, sólo ácida. Mi licuado de todas las mañanas lo identificaba dulce, pero no distinguía si era de vainilla o chocolate. No tuve antojos, tampoco deseo de comer, pero sí hambre, comía porque mi cuerpo me lo pedía". 

La pérdida del sentido del gusto y del olfato son síntomas delatores del COVID-19, pero sus consecuencias apenas comienzan a dimensionarse, en parte, por las graves secuelas entre quienes los perdieron. 

"Cumplí dos meses de haber pasado la enfermedad y un día recibí un paquete de comida y, así, igual que como perdí mis sentidos, de repente me llegó un olor horrible, no podía describirlo. Conforme fueron pasando los días recordé que ese olor era a podrido, a basura. A partir de ese momento todo me empezó a saber mal, todo me parecía asqueroso", recuerda Fernanda quien experimenta una distorsión en los sentidos llamada parosmia, la cual le provoca estas sensaciones. 

¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

De acuerdo con el estudio Smell and taste dysfunctions in COVID-19 publicado por The Journal of Investigational Allergology and Clinical Immunology, más de 50% de los pacientes con COVID-19 presentan pérdida severa del olfato (53.7%) o del gusto (52.2%); principalmente sucede en pacientes jóvenes y no hospitalizados. 

"El sentido del gusto y del olfato son componentes críticos de la fisiología humana, aunque generalmente no apreciados. De ellos depende nuestra adecuada nutrición a través del apetito, también nuestras preferencias alimenticias", asegura el doctor Salomón Waizel Haiat, Médico Cirujano por la UNAM y jefe del departamento de Otorrinolaringología. UMAE Hospital de Especialidades. Centro Médico Nacional Siglo XXI, IMSS. 

Al enfermarse de COVID-19, Iraís Maya, de 34 años, una mujer sana y, también, deportista, perdió durante dos semanas su capacidad para oler y saborear, sin embargo, cuatro meses después las secuelas siguieron haciendo de las suyas, “un día comí una sandía descompuesta. Le ofrecí a mi perro y los dos comimos; no me di cuenta que estaba podrida. Enfermé del estómago, aunque no de gravedad, pero, mi mascota terminó hospitalizada tres días”. 

"YA NO PUEDO MÁS"

Aunque los efectos de perder uno o ambos sentidos, no son mortales, afectan enormemente a quienes los padecen: “La calidad de vida disminuye, de igual manera puede llevar a un descontrol de enfermedades crónicas tales como, la hipertensión arterial y diabetes mellitus, ya que los pacientes presentan cambios severos en su alimentación. En su afán por encontrar sabores u olores agregan más sal de la debida o azúcar a sus alimentos. Psicológicamente afecta en el deseo y la capacidad de comer, en el bienestar emocional e incluso en la intimidad y vinculación social", refiere el doctor Waizel. 

"Preferiría perder el olfato para siempre que vivir con esto mucho tiempo", sentencia Fernanda, mientas que Iraís simplemente vivió durante meses resignada, "con el paso del tiempo me acostumbré a no detectar sabores ni olores", sin más uno de los grandes placeres de sus vidas se había ido. 

ES CUESTIÓN DE SABOR... 

La percepción del sabor, tanto de bebidas como de alimentos, reflejan la información recogida a través del sentido del gusto, olfato y el sistema somatosensorial, que es la puerta de entrada a todo el entorno del sistema nervioso y que nos permite percibir lo que sucede a nuestro alrededor y estar alertas. Por lo tanto, la percepción del sabor surge de la integración de múltiples entradas sensoriales. 

Sin embargo, es el sentido del olfato el responsable de 70% de lo que conocemos como sabor. Sin él, el gusto se limitaría sólo a cinco sensaciones: dulce, salada, ácida, amarga y la recién descubierta umami.  

¿POR QUÉ LOS PERDEMOS? 

Existen múltiples teorías, "se ha identificado que los receptores de la Enzima Convertidora de Angiotensina son receptores celulares para el virus, lo cual presupone un daño directo sobre el tejido nervioso. También se ha observado una destrucción de las células madre y de soporte en el tejido olfatorio". Por otro lado, se ha postulado una teoría relacionada con el ácido siálico, componente fundamental en la saliva que protege a las moléculas gustativas, "se sospecha que el virus podría disminuir este ácido y degradar las partículas gustativas". 

Aún es pronto para determinar una causa precisa, sin embargo, este conocimiento preliminar abre la brecha para entender mejor el actuar del virus que también le ha declarado la guerra a los sabores y olores que tanto amamos. 

 “Jamás había tenido una experiencia así, el episodio con la sandía podrida sucedió cuatro meses después de haber estado enferma. Intenté reconocer olores, saborear, pero fue imposible”. 

“Sentí mucha ansiedad, no disfrutaba la comida, no sabía qué estaba comiendo. Con el paso de los meses me acostumbré a no detectar sabores ni olores”. 

IRAÍS MAYA 

GRUPOS DE APOYO 

En Facebook existe un grupo llamado: Covid Anosmia/Parosmia Support Group en el que miles de personas (14 mil) buscan consuelo y alternativas de tratamientos para recuperarse.  

PAROSMIA  
Distorsión del sentido del olfato. 
 
AGEUSIA 
Pérdida del sentido del gusto. 
 
ANOSMIA 
Es la pérdida total del olfato. 
 

“El olfato no sólo es un sentido que te genera experiencias, también te puede salvar de algún peligro”  

“Preferiría perder el olfato para siempre que vivir con esto mucho tiempo, quiero poder volver a comer” 

“Descubrí que, si me tapo la nariz cuando como, todo me sabe bien, pero es difícil porque o respiras o comes”  
FERNANDA OSORIO