Torta del Casar, descubre todo sobre este queso español con Denominación de Origen

¿Te gustan los quesos con identidad?, te presento a Torta del Casar, un queso con Denominación de Origen protegida que se elabora al norte de la sierra de San Pedro de la provincia de Cáceres en España. Su sabor es algo salado y un pizca amargo, detalle debido al empleo de cuajo vegetal para su producción. Para disfrutar plenamente de la Torta del Casar, se debe atemperar fuera del refrigerador, ya que si el queso está frío su sabor y características no se aprecian.

La Torta del Casar es un queso extremeño elaborado con leche de oveja que tiene la particularidad de ser una crema que puede untarse. Por lo tanto, cuando lo abrimos (tras el pertinente atemperamiento), las rondas de pan con queso se suceden hasta el hartazgo.

Aunque la receta original procede del citado municipio, la zona geográfica que comprende la elaboración de la Torta del Casar engloba un total de 36 términos municipales dentro de las comarcas cacereñas de los Llanos de Cáceres, Sierra de Fuentes y Montánchez. De hecho, ocupa un total de 400.000 hectáreas. 

Se elaboraba a base de leche de ovejas pertenecientes a las razas merino y entrefino. Se trata de un queso de pasta blanca para untar por lo que no es necesario calentar el queso artificialmente mediante el uso de horno o de microondas. El consumo óptimo después de abierto es de unos 30 días, si bien a partir de este momento puede perder cremosidad pero va ganando sabor debido a que es un queso elaborado a base de leche cruda.

La aparición de moho en su cubierta  no es síntoma de mala calidad del queso, al contrario el moho puede aparecer en la corteza y simplemente hay que eliminarlo con una espátula o un trapo. La Torta del Casar se puede conservar en el frigorífico o en una quesera de campana con agujeros para evitar la aparición del moho. Si se opta por este segundo modo de conservación, la quesera debe estar en un lugar seco y fresco.

Para degustar la Torta del Casar es aconsejable usar pan de leña, acompañado de frutos secos tostados, como nueces o avellanas, así como carne de membrillo y mermeladas dulces. A la hora de degustarlo con un vino, tradicionalmente se ha aconsejado un tinto reserva.