Gastronomía

A la mesa, camaradas: Gabriel García Márquez también narraba de gastronomía

Los recuerdos legados por Gabriel García Márquez no dejaron fuera sus experiencias gastronómicas
viernes, 29 de octubre de 2021 · 02:00

“La cortina de hierro no es una cortina ni es de hierro. Es una barrera de palo pintada de rojo y blanco como los anuncios de las peluquerías”, describiría con cierto desencanto Gabriel García Márquez el puesto de control fronterizo de la República Democrática Alemana, franqueado en 1957 como corresponsal de prensa, para recorrer durante los siguientes tres meses Europa oriental, en compañía de otro colega italiano y una hermosa editora francesa de ascendencia indochina.

Al despuntar la mañana, los tres extranjeros llegaron en su pequeño automóvil alquilado a un restaurante estatal en la orilla de la solitaria autopista trazada por órdenes de Hitler, y entonces utilizada por convoyes de camiones militares rusos. Su interior les reservaba una fuerte impresión, según puede leerse en De viaje por Europa del Este: “yo nunca había visto tanto patetismo concentrado en el acto más simple de la vida cotidiana, el desayuno. Un centenar de hombres y mujeres de rostros afligidos, desarrapados, comiendo en abundancia papas y carne y huevos fritos entre un sordo rumor humano y en un salón lleno de humo”.

Ya instalados dentro, una mesera les sirvió pan y café negro “con un intenso sabor de achicoria”, a un costo mucho menor que en cualquier restaurante occidental de Europa; luego, descubrirían un descolorido tocadiscos con un ecléctico repertorio de mambos de Pérez Prado, boleros de Los Panchos y discos de jazz, que podían escucharse por medio marco oriental la pieza.

Dos décadas después, ya como reconocido escritor en la antesala de obtener el Nobel literario, García Márquez regresaría a la Unión Soviética como invitado al Festival de Cine de Moscú, donde coincidió con Francis Ford Coppola, a quien Vitorio Stotaro, su director de fotografía de Apocalypse Now, le hablara del potencial fílmico de Cien años de soledad, lo que motivó al cineasta a invitar a su autor a cenar.

Relata ahora en un artículo periodístico aquel encuentro, en un restaurante de Leningrado: “Hablamos un poco de sus películas y de mis libros, y me contó lo que su fotógrafo le había dicho sobre Cien años de soledad, pero en ningún momento planteó la posibilidad de hacerlo en cine. Lo único que de veras le interesó fue cuando supo que mi hijo mayor había hecho un curso de alta cocina en París. Coppola, que es un gran comedor y un cocinero de primer orden, se dejó arrastrar por la inspiración súbita de meterse con mi hijo en la cocina del restaurante para preparar la comida que íbamos a comernos. Fue una noche inolvidable”.

CURIOSIDADES

La arepa es una variedad de garnacha de maíz, de popular consumo en Colombia, al igual que en Venezuela y Bolivia.

A diferencia de México, donde el vodka es un socorrido ingrediente de coctelería, en Europa del Este se consume“derecho”, sirviéndose en un shot para tomarse de un solo golpe.

Los blinis son unas pequeñas crepas saladas que, acompañadas con crema agria y mantequilla, suelen servirse en Rusia con el caviar.

HISTORIA

La noche del 9 al 10 de noviembre de 1991 se inició el derrumbre del Muro de Berlín —edificado tres décadas atrás— que anunció el fin del bloque comunista.

1927

Gabriel García Márquez nace en la localidad colombiana de Aracataca.

PRINCIPIOS DE LOS AÑOS SESENTA

Llega a radicar con su familia a la ciudad de México, donde escribe la novela que lo catapultaría a la fama, Cien años de soledad.

1982

En diciembre de aquel año acude a la ciudad de Estocolmo a recibir el Premio Nobel de Literatura.

2014

Muere el 17 de abril en la ciudad de México, a la edad de 87 años.

 

POR ARTURO REYES FRAGOSO

@BitacoradeMelindres