Temporada de frío

Vinos: Oda al frío (y su antídoto)

Con la copa en la mano, caminamos en el otoño la antesala del invierno, y si bien hay vinos para todo y para toda época, sin duda los de ahora y hasta el fin del frío son los tintos corpulentos
viernes, 30 de octubre de 2020 · 02:10

En algunas ocasiones el frío es frío al límite de la tolerancia y en otras engendra placeres: la suave lana del sweater cálido y lucidor, la pesada cobija, la chimenea encendida, el apapacho y el acurruque en el calor humano, el del acércate más pero mucho más (Nat y Natalie Cole imploran), piel contra piel (cómnper pandemia). 

El frío es la ocasión del abrigo que te cubre y del que va por dentro, que es cuando hace su aparición el vino, lujoso y atávico abrigo que corre por nuestras venas y se adueña de la sangre para darle el calor y vigor que el clima regatea.

Con la copa en la mano, caminamos en el otoño la antesala del invierno, y si bien hay vinos para todo y para toda época, sin duda los de ahora y hasta el fin del frío son los tintos corpulentos, de textura aterciopelada, ponedores, con probables notas de especias, regaliz o fruta compotada. 

En Francia calientan el vino con azúcar y a veces le agregan una rodaja de naranja para adornar la noche, pero tampoco hemos llegado al punto de entrar al bistró caliente e ir hacia el vino arrastrando zapatos cubiertos de nieve. Sin embargo y dependiendo del día (México es así) la temperatura baja hasta el punto en que solo se nos antoja un vino oscuro y cálido como el misterio.

Vamos avanzando entonces: mi elección, en primer lugar, será Il Borro 2016, un italiano de la Toscana; no tiene denominación de origen sino ese rótulo (Indicazione Geografica Tipica, IGT), que hallaron los italianos —de probada vocación en ello— para darle la vuelta a las reglas, pues no esta elaborado con la Sangiovese de ley, sino que es un ensamble de Merlot, Cabernet Sauvignon y Syrah.

Il Borro, que ya por pertenecer a la familia Ferragamo tiene algo que otros no (una dosis considerable de glamour), es además original. En sus aromas se despega de la mayoría de congéneres por el especial encuentro de grosella, regaliz y ciruela negra apenas madura, mientras que en el paladar la textura de seda se desliza como el surfista sobre la ola. Catorce grados de alcohol guían su paso entre sensaciones de profundidad y placer.

Con el respaldo de climas cálidos y el persistente desierto que ocupa buena parte del territorio, México tiene vinos a medida para hacerle frente al otoño. Es el caso del Bohème 2016, blend de Tempranillo y Nebbiolo de Henri Lurton, el francés propietario de Château Brane Cantenac en Margaux, Burdeos, ahora también en el Valle de Guadalupe. El sello bajacaliforniano es inconfundible en las notas aframbuesadas, casi dulces, su grácil armonía de torrefactos y un poderoso empalme de taninos maduros.

Y están los Ribera del Duero, robustos, densos. El Silencio de Miros 2014 habla de su terroir: buen cuerpo, acidez marcada que le da frescura, taninos altos y suaves, notas de ciruela fresca, moras y suave matiz de tabaco gestado en la barrica.

Tres opciones para que enfrentes el frío desde el hedonismo agazapado en la copa.

Il Borro 2016, IGT Toscana, Italia. Se consigue en: https://www.dottowine.com/product-page/il-borro-2016. $ 1,890.00. 97 puntos.

Bohème Gran Reserva 2016, Valle de Guadalupe. Solo en Magnum (1.5 litros) $ 2,400.00. Se consigue en: Ferrer y Asociados, contacto@ferrer.com.mx,  55 52036611 / 55 52036707. 96 Puntos.

Silencio de Miros 2014, DO Ribera del Duero. $ 3,200.00. En Pan y Queso, 55 7159 6031Benjamín Hill 146, Col.Hipódromo Condesa, y Citymarket. 92 puntos.