El otoño tiene un clima cambiante y hoy gracias al calentamiento global hay días en que hace calor, otros en los que llueve y donde también hace mucho aire frío, porque recordemos que es la antesala del invierno.
Sin embargo, la sed que podemos tener diariamente no cambia y si eres una de esas personas que no saben beber agua sin algún sabor, sobre todo de alguna fruta natural, pues estás en el lugar indicado, porque queremos compartir contigo nada más y nada menos que una receta para preparar una agua fresca de tamarindo de manera natural, desde cero.
El agua de tamarindo es una de las más clásicas sobre todo en México. Es bastante popular encontrarla junto con la de horchata y jamaica en las torterías. Además puede estar disponible prácticamente todo el año, dado que la materia prima es una fruta que al secar, no le pasa nada y se puede usar de diversas maneras, entre las que se encuentra: Para las bebidas.
Beneficios del tamarindo para la salud
Algunos de los nutrientes que se encuentran en el tamarindo son las vitaminas C, B, E así como los minerales como el calcio, el hierro, el potasio, el magnesio, el zinc y el fósforo, que pueden proveernos diferentes beneficios para nuestra salud, como: La buena digestión, un sistema inmunológico saludable y hasta una mejor cicatrización.
El tamarindo es originario de África, pero su uso se extendió incluso por Asia meridional y posteriormente llegó a Europa de donde después sería transportado a Mesoamérica y Sudamérica, para después convertirse en uno de los productos más consumidos, sobre todo en México, Centroamérica y el Caribe colombiano.
Usos del tamarindo en la gastronomía mexicana
En México el tamarindo puede utilizarse para hacer todo tipo de alimentos: Desde golosinas, hasta cocteles, bebidas como esta agua fresca o incluso salsas de aderezo para diferentes productos, como las alitas o boneless o algunos platillos con pescados o mariscos. Y ahora que sabes todo sobre este alimento, tal vez podrías ponerte ¡manos a la obra! con esta receta.